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Lidmi Fuguet

De la Simpatía a la Empatía


En muchas oportunidades, nos preocupa cómo se desenvuelven nuestros hijos en relación al trato con los otros; si vamos de visita a casa de un familiar o amistad, vamos por el camino insistiéndoles que sean educados, compartan, no peleen, saluden (con beso, abrazo y bendición incluida) entre otras cosas más. En definitiva, pareciera que nos inquieta que los pequeños puedan ser catalogados de antipáticos.


Si bien es cierto que es valioso enseñarles desde tempranas edades a tener actitudes respetuosas y cordiales; es más cierto aún que lo importante radica en que nuestros niños desarrollen más que simpatía, Empatía; es decir, esa capacidad de interactuar afectiva y proyectivamente con los otros, comprendiendo y respetando lo que sentimos y sienten también los demás.


Cuando nuestros hijos desarrollan sus capacidades empáticas, podrán interrelacionarse con las personas de su entorno desde la afectividad y la honestidad; de esta manera, sus saludos, abrazos, gestos serán genuinos y sinceros, con lo cual se favorecerá no sólo su conducta social, sino también su bienestar emocional.


Enseñar a los niños a ser empáticos, no es una tarea sencilla, ni de corto plazo; es un proceso contínuo de acompañamiento y ejemplo, que abarca desde sus propias actitudes infantiles, hasta nuestras reacciones adultas como parte del modelaje conductual que le ofrecemos siendo sus padres. Es por ello, que si queremos que nuestros hijos sean respetuoso, cordiales y afectivos con las personas, debemos ofrecer espacios para que sean capaces de:

  1. Conectar con sus propias sensaciones y sentimientos, el reconocimiento de ellos, en sí mismos, permitirá la proyección en los otros

  2. Ampliar las perspectivas para la interpretación de los hechos, demostrándoles que existe la posibilidad de que los otros vean sus actitudes, hechos y opiniones de forma diferente

  3. Conocer y respetar la diversidad inmersa en todo lo que nos rodea, desde lo sencillo (existen diferentes colores, plantas, animales, juguetes) hasta lo complejo (ideales, religiones, corrientes políticas) todo esto abordándolo desde la consideración de sus nieveles de pensamiento

  4. Tener la posibilidad de ubicarse en el lugar del otro ante determinadas circunstancias, invitándolo a refelexionar con preguntas: cómo te sentiste al ver eso? Qué crees que sintió la otra persona? Cómo te sentirías si te hubiese pasado a ti?


La Empatía no debe ser vista como una tarea o conducta a desarrollar, recordemos que es un sentimiento, una virtud, una capacidad humana de conexión; en definitiva, una forma de vida que nos permitirá construir una sociedad más gentil, justa y agradable; esa sociedad que queremos dejar en herencia a nuestras generaciones futuras y que debemos construir desde hoy. Por eso los invito a todos a, más que ser simpáticos, seamos Empáticos!


Colaboración de Lidmi Fuguet de @peqEstrellitas

Doctora en Educación

Magister en Letura y Escritura

Profesora en Educación Especial, mención Dificultades de Aprendizaje

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