¿Cómo influyen mis expresiones en el mundo emocional de mis hijos?
Estimados padres y madres: En esta oportunidad escribo porque quiero evitar que subestimen la fuerza del mensaje que puede transmitir una expresión facial de enojo. Las expresiones faciales en las relaciones humanas son fundamentales, son previas al lenguaje y además muchas veces, prevalecen a las palabras (una mirada se puede recordar mil años). Para un niño la expresión facial de su cuidador es el primer y principal referente emocional externo, que les permite dar significado y continuidad a la experiencia cotidiana. Las expresiones faciales, los tonos de voz, las posiciones corporales, van generando párrafos y capítulos. El conjunto de expresiones faciales que sus padres utilicen con sus hijos durante los cortos años de infancia, dejarán una huella cristalina en la autoestima de sus hijos, en la forma de corregirse a sí mismos, en la forma de hablarse a sí mismos. La expresión facial parental genera un reflejo inmediato que produce una versión de sí mismo del niño, es una sensación sentida, es difícil de explicar, mejor un ejemplo: Tomás tiene 4, su madre y su padre nadan en el estrés y su respuesta sensible lleva días al mínimo, Tomás está inquieto y no quiere comer, sin embargo come, se siente un ambiente denso, mira constantemente el rostro de su madre, que de la seriedad y el enojo no ha salido. Tomás toma un jarrón de agua que estaba mal puesto y derrama su contenido en la mesa, inmediatamente mira a su madre y su cara de cólera no se disimula....
También te puede interesar Qué sabemos hoy de Apego Voy a poner pausa en este instante y lo vamos a microanalizar, porque en la vida hay segundos que pesan un kilo y minutos que se desvanecen como el humo. Cuando Tomás derrama el jarrón, ya un calor le recorre su cuerpo, y mira rápidamente a su madre para darle significado a su experiencia, todo esto pasa en milésimas de segundo, al encontrar el rostro de su madre, sus ojos hacen un barrido instantáneo de diferentes puntos del rostro de la madre, frente, ojos, boca, y otra vez barrido completo de nuevo, el cerebro de Tomás leyó la emoción de la madre y generó de forma instantánea un sensación sentida del momento, es algo complejo que incluye la temperatura corporal, la tensión o distensión de músculos y órganos, y la velocidad de respiración, torrente sanguíneo y otros múltiples procesos internos, y todo esto es sentido en unidad, como un todo, como una imagen de nosotros mismos del momento. Con el tiempo podemos incluso ponerle palabras, adultos luego de 20, 30 o más años, dentro de una terapia, logran ponerle un nombre a esa sensación que los inundaba cuando la mamá o el papá, los miraban con esa cara que tanto temían, pueden decir que se sintieron enanos, invisibles, vacíos, desechables u otras palabras igual de duras.
Cuiden sus expresiones, son reguladores de conducta, y pueden ser desreguladores también.
Recuerda la sensación sentida al ver la expresión de cólera de tus padres.
Ahora elige lo que quieres hacer sentir a tus hijos, es tu vida, es tu opción, no la desperdicies.
Que los niños se sientan aceptados, amados, queridos por sus cuidadores es tan importante como la vida misma.
Artículo tomado de: psinfantil.blogspot.com
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