Apego en el aula: qué es y cómo aplicarlo.
La información sobre la teoría del apego esta llegando a los centros educativos, pero todavía queda un largo camino por recorrer. Los docentes necesitan apoyo y formación para aprender a tratar de un modo constructivo a aquellos niños y niñas que tienen un apego inseguro. Éstos buscan relaciones positivas, cálidas y de confianza, pero no tienen las habilidades para crearlas.
La teoría del apego, planteada inicialmente por el psicólogo John Bowlby, se refiere al vínculo emocional positivo que se desarrolla entre un niño y un individuo particular y especial. Por ejemplo, cuando los niños experimentan apego a una persona determinada, sienten placer cuando están con ella y se sienten confortados por su presencia en momentos de angustia.
A partir de la construcción de las primeras relaciones de apego (habitualmente en el ámbito familiar) se elabora un patrón de funcionamiento que a medida que el niño se desarrolla comienza a aplicar a otro tipo de relaciones (con los iguales, con su maestro (a) en el aula, en las relaciones laborales o con una pareja). Si durante la infancia se adquiere un apego inseguro, podemos tener dificultades en el proceso de establecer una relación de intimidad, de sentirnos tranquilos y establecer una relación equilibrada en un grupo, de expresar emociones, etc. (Sánchez, 2015).
Las relaciones maestro-niño reflejan fielmente los principios fundamentales de la relación entre un padre o madre y un hijo o hija. Los niños pueden confiar en los maestros para tener "seguridad y estabilidad".
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¿Por qué hablar de apego en el aula?
En primer lugar, cuando los docentes son conscientes de los mecanismos del apego, están mejor informados sobre los procesos de construcción de las relaciones sociales y tienen más posibilidades de modificarlos para mejorar el clima socioemocional del aula.
Segundo, la importancia del papel del maestro como “base segura” para los estudiantes en el aula. La ausencia de una base segura puede predecir la agresión en los niños.
En tercer lugar, el espacio teórico común de la psicología y la educación es una fuente potencial de nuevas herramientas para predecir y explicar el comportamiento de docentes y estudiantes que merece ser examinado cuidadosamente.
¿Cómo comenzar a establecer un vínculo seguro en el aula?
Es importante fomentar en el ámbito educativo, el conocimiento sobre la teoría del apego y la investigación circundante para informar y apoyar las relaciones que se establecen entre el profesorado y niños con historias de apego inseguras. Bergin y Bergin (2009) indican una serie de recomendaciones para desarrollar un apego seguro en el aula:
Aumentar la sensibilidad y las interacciones cálidas y positivas con los estudiantes.
La investigación sugiere que las relaciones cálidas y de apoyo maestro-niño pueden ser consideradas “relaciones de apego” y pueden compensar de manera significativa los impactos negativos de historias de apego pobres. La sensibilidad del maestro se refiere a la detección e interpretación precisa de las señales de los niños, crear un lugar seguro y saber percibir y entender la angustia de algunos de estos estudiantes (Pianta et al., 2008). Una forma de aumentar la sensibilidad de los maestros hacia el estudiantado es aumentar su conocimiento sobre el desarrollo infantil. Desafortunadamente, en muchas facultades de educación se dedica muy poco tiempo a contenidos sobre el desarrollo infantil.
Preparar bien la clase y mantener altas las expectativas sobre los estudiantes.
Esta es una forma en que los maestros demuestran que se preocupan por los logros de los estudiantes, además de aumentar la sensibilidad y ser receptivo (Davis 2003). Wentzel (1997) encontró que los estudiantes de secundaria sintieron que sus maestros se preocupaban por ellos si ayudaban académicamente a cada estudiante, como preguntar si necesitaban ayuda, los llamaban por su nombre, se aseguraban de que entendieran el contenido, enseñaban de una de manera especial, y haciendo que la clase fuese interesante.
Usar una disciplina basada en el respeto mutuo en lugar de coercitiva.
La disciplina coercitiva implica el uso de amenazas, la imposición del poder superior del maestro y el aprovechamiento de la capacidad del maestro para controlar recursos como el tiempo de recreo, las calificaciones o las detenciones. La coacción interfiere con las relaciones de cuidado. Los estudiantes son más propensos a sentir una vinculación más sólida si su escuela no tiene una disciplina autoritaria (McNeely et al., 2002). La utilización de la democracia y el respeto mutuo, permite que los niños se vuelvan más prosociales y emocionalmente positivos.
Ayudar a los alumnos a ser amables, útiles y a aceptarse unos a otros.
La cultura de pares es clave para crear un vínculo con la escuela, los estudiantes tienden a sentir una mayor vinculación si los compañeros y compañeras se llevan bien entre sí (McNeely et al., 2002). El comportamiento prosocial de los estudiantes se puede fomentar mediante la construcción de un fuerte sentido de pertenencia en la escuela y la creación de un clima de aula de cuidado donde los maestros son cálidos, usan la disciplina basada en el respeto mutuo, fomentan la cooperación entre los estudiantes, y usan un estilo de enseñanza democrático.
Tomado de: www.eduforics.com
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