¿Le traspasas tu miedos a tus hijos?

Los niños son super sensibles. Aprenden mirándonos, con lo que hablamos, con nuestras reacciones, con todo lo que hacemos y decimos.

El otro día una de mis cuñadas le trajo a un sobrino un bonito "espantacucos" para la noche. Mi sobrino, de manera muy inocente, le dijo ¿y para qué? – Para que no vengan los mounstruos de la oscuridad… Con esa frase tan simple mi sobrino dejó de dormir tranquilo.

Antes de eso, los mounstruos no existían, no le tenía miedo a la oscuridad y se quedaba dormido solito en su cuarto. Por suerte sus papás descubrieron qué pasaba y lo convencieron de que esos mounstruos no existían y que sus padres siempre le protegerían. Pero ¿qué pasa con las cosas que decimos y no nos damos cuenta que en verdad perjudican más de lo que ayudan?

Tengo una amiga con miedo a las arañas y cada vez que sus hijas ven una araña, aunque sea de jardín, lanzan el grito asustadas. Otra amiga que tenía fobia a los perros en un grado que podía dar una vuelta a la manzana completa si veía un perro en la calle, o no te visitaba si tenías uno aunque fuera un poodle. Por suerte lo superó con ayuda de su psicólogo, para que sus hijos no tuvieran que pasar lo mismo toda su vida.

A veces hay que analizar un poco y ver si esas cosas que son nuestros miedos, manías o fobias merecen ser compartidas o traspasadas a nuestros hijos.

Tenemos que trabajar un poco en lo que les decimos de nuestros miedos para que sea un aporte y no un obstáculo a futuro.

Tomado de: www.dienteleche.com

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