La palabra mágica que debes usar para conectar con tu hijo
"RECONOCER"
Escribe esta palabra en tu mano. Es una forma mágica de conectar con un niño de cualquier edad, puede aliviar las lágrimas y las rabietas e incluso prevenirlas. Es algo simple pero sorprendentemente difícil de hacer, y particularmente difícil de recordar en el calor del momento …
Antes de decirle a tu hij@ que es hora de irse del parque, o recordarle que el camión tan lindo que está viendo tiene que quedarse en la tienda, reconócele su punto de vista. Reconoce los sentimientos y deseos de tu hijo, aunque parezcan ridículos, irracionales, egocéntricos o erróneos. Esto no es lo mismo que estar de acuerdo, y definitivamente no es ser indulgente o permitir un comportamiento indeseable.
Reconocer no es aprobar las acciones de nuestr@ hij@; es validar los sentimientos que hay detrás de ellas. Es una manera simple y profunda de reflejar la experiencia de nuestro hijo y su propio yo. Demuestra nuestra comprensión y aceptación. Envía un mensaje poderoso y afirmativo… Cada pensamiento, deseo, sentimiento — cada expresión de tu mente, cuerpo y corazón — es perfectamente aceptable, apropiado y digno de ser amado.
Reconocer es simple, pero no es fácil. Es contraintuitivo para la mayoría de nosotros, incluso cuando lo hemos hecho miles de veces. ¿El reconocer los deseos de nuestr@ hij@ no empeorará las cosas? ¿El decir “yo sé lo mucho que quieres un cono de helado como el que tiene tu amigo y parece delicioso, pero no vamos a tomar postre hasta más tarde” no hará que nuestr@ niñ@ se aferre a la idea más tiempo, llore más fuerte? ¿No sería mejor descartar o minimizar los sentimientos del niño, distraer, redirigir o decir: “Oh, cariño, ahora no”?
Nuestros temores sobre que el reconocimiento sincero de la situación “empeore las cosas” son casi siempre infundados. Sentirse escuchado y comprendido permite a los niños liberar los sentimientos, soltarlos y seguir adelante. Aquí hay más razones por las que el reconocimiento de la verdad de nuestro hijo o hija vale el esfuerzo consciente que requiere…
1. El reconocimiento puede detener las lágrimas y las rabietas cuando surgen.
He sido testigo de esto muchas, muchas veces. Si un niño está molesto por un golpe, un desacuerdo con otro niño o está enojado por un conflicto con uno de sus padres, reconocer al niño lo que sucedió o que está herido, frustrado o enojado puede aliviar milagrosamente el dolor. Sentirse entendido es algo poderoso.
2. Reconocer, en lugar de juzgar o “arreglar”, fomenta la confianza y alienta a los niños a seguir compartiendo sus sentimientos.
Los padres y los cuidadores tienen una enorme influencia, y sus respuestas tienen impacto en los niños pequeños. Si, por ejemplo, tratamos de calmar a los niños asegurándoles que no hay necesidad de estar molestos o preocupados por algo que les está preocupando, puede que se sientan menos inclinados a expresar sus sentimientos. Si nuestro objetivo es la salud emocional de nuestro hijo y mantener abierta la puerta de la comunicación –reconocer es la mejor actitud: “Papi se ha ido y tú estás triste.”
3. El reconocimiento informa, fomenta el desarrollo del lenguaje y la inteligencia emocional.
Los niños obtienen claridad acerca de sus sentimientos y deseos cuando los reflejamos verbalmente. Pero no nombre la sensación a menos que esté seguro. Es más seguro usar las palabras “malestar” o “molesto” en lugar de saltar a “asustado”, “enojado”, etc. Cuando dudes, podrías preguntar, “¿te enojaste cuando Joey no te dejó usar sus bloques?” “¿te asustó el ladrido del perro o simplemente te sorprendió?”
Un beneficio añadido: hablar con bebés, niños de todas las edades sobre estas “cosas reales” que les sucede es la forma más poderosa, significativa y natural de que aprendan el lenguaje.
4. Reconocer nos hace más conscientes, nos ayuda a entender y a sentir empatía.
Para exponer el punto de vista de nuestro hijo, primero tenemos que verlo, así que el reconocerlo nos ayuda a darnos claridad. Cuando decimos, “quieres que siga jugando a este juego contigo, pero estoy demasiado cansado”, se nos alienta a empatizar con el punto de vista de nuestro hijo (y él con el nuestro).
Reconocer la situación y hacer preguntas (especialmente cuando no sabemos la razón por la que nuestro hijo está molesto) nos puede ayudar a desentrañar el misterio. “Estás molesto y pareces incómodo. Acabas de comer, tu pañal está seco. ¿tal vez necesitas eructar? Bien, voy a cogerte en brazos“.
5. Reconocer sus dificultades podría ser todo el estímulo que tu hijo necesita para continuar.
Este es otro escenario en el que un simple reconocimiento puede funcionar como magia. En lugar de decir, “¡Puedes hacerlo!”, que puede crear presión y llevar al niño a creer que nos decepciona, trate de decir, “Estás trabajando muy duro, y estás progresando. Eso es difícil de hacer. Es frustrante, ¿no?”
6. Reconocimiento en lugar de elogio ayuda a los niños a permanecer motivados internamente
Esto es tan simple como contener nuestro impulso de animar fuerte o decir “¡buen trabajo!”, y en cambio sonreír y reflexionar “conseguiste sacar los bloques de plástico; eso fue muy difícil”.
Que la alegría interior de tu hijo sea auto-motivadora. Puedes sonreír y expresar tus sentimientos genuinos, pero es mejor abstenerse de dar elogios excesivos, aplaudir y crear un gran alboroto. Si haces eso, tu niño comenzará a buscar satisfacción en fuentes externas. Puede engancharse a las alabanzas, convirtiéndose en un actor que busca el aplauso en vez de un explorador. La alabanza también rompe e interrumpe el proceso de aprendizaje de un niño. Detiene lo que está haciendo y se centra en ti, y a veces no vuelve a la actividad.
7. El reconocimiento demuestra que estamos prestando atención, hace que un niño se sienta entendido, aceptado, profundamente amado y apoyado.
¿Podría haber alguna razón mejor para intentarlo?
Tomado de: terramater.es
No te pierdas nuestras Microcharlas todos los miércoles a las 3:00 pm (hora de Panamá) a través de instagram y facebook: @_edukids