Habilidades Sociales y Aprendizaje ¿Cuál es su relación?
Las habilidades sociales en los niños son el repertorio de actuaciones que posibilitan que los pequeños interactúen con su entorno. Llegados a la edad adulta, les proporcionan la base de su desenvolvimiento emocional sano en la sociedad.
¿Qué son las habilidades sociales?
Las habilidades sociales son el conjunto de conductas que permiten interactuar con el prójimo de forma efectiva y satisfactoria; y se aprende a obtener lo que necesitamos de una forma adecuada. Gracias a ellas, se gestiona la ansiedad ante situaciones novedosas o difíciles. El aprendizaje de habilidades sociales depende del entorno de la persona; la sociedad en la que se cría y la familia.
La competencia social permite al niño vivir en armonía con quienes le rodean y disfrutar de una vida emocionalmente sana. Saber relacionarse adecuadamente sin pelear, discutir o rendirse, es algo que el niño aprende en la familia o la escuela mediante la imitación, o por prueba y error. Las habilidades sociales en niños mejoran su bienestar emocional; disminuyen el estrés y la ansiedad ante ciertas situaciones sociales; y fomentan y mejoran su autoestima.
Importancia de las habilidades sociales y sus funciones
Las habilidades sociales cobran relevancia en diferentes ámbitos, tales como:
Existe relación entre las habilidades sociales en la infancia y la posterior adaptación a la sociedad en la adultez. La escasa aceptación personal, el aislamiento o el rechazo a la sociedad -impuesto o elegido- son consecuencias de la carencia de las destrezas sociales adecuadas.
Especialistas como Gilbert y Connolly (1995) postulan que una carencia de competencia social conduce al desajuste psicológico, e impulsa a la persona a emplear estrategias desadaptativas en la resolución de sus problemas. La habilidad social adquirida desde la infancia aporta mayor probabilidad de superación de tales trastornos.
En el ámbito de la salud, se aplican para tratar y prevenir depresión, adicciones o esquizofrenia, entre otras patologías.
La carencia de habilidades sociales provoca comportamiento disruptivo y la consiguiente dificultad en el aprendizaje.
Ciertos trastornos relacionados con el espectro autista, presentan déficit de competencia social. La falta de empatía de estos niños les impide comprender las emociones ajenas y, por tanto, entender las consecuencias de sus actos en los demás.
Habilidades sociales básicas
Las habilidades sociales se clasifican en básicas y complejas. Para desarrollar las últimas, deben aprenderse primero las básicas. Los tipos de habilidades sociales básicas incluyen:
Saber escuchar
Mantener una conversación
Preguntar
Dar las gracias
Saber presentarse
3 habilidades sociales por edades
Cada niño se desarrolla a su ritmo particular, sin embargo, las habilidades sociales maduran con una línea del tiempo típica, y su conocimiento puede servir a los padres de indicación respecto a problemas potenciales.
Hacia los 2 meses de edad. Los bebés ya miran a los ojos, sonríen y lloran para recibir atención.
Hacia los 4 meses de edad. El niño sonríe y juega con espontaneidad, llora si los padres dejan de jugar con él, y empieza a conectarse con la gente de alrededor imitando los gestos.
Hacia los 6 meses de edad. El pequeño responde emocionalmente con llanto o risa, se divierte con su imagen en un espejo, y se muestra atento a los desconocidos.
Hacia los 9 meses de edad. Las personas extrañas causan ansiedad e incluso provocan lágrimas; el niño muestra preferencias entre sus juguetes.
Cumplido el año de edad. El bebé ya tiene sus familiares preferidos e interacciona mejor con el entorno.
Hasta el 2º año de edad. Aumentan las rabietas e intentos de independencia; imitan a los adultos; les interesa tener niños cerca, aunque prefieren jugar junto a ellos en vez de con ellos.
Entre los 3 y los 4 años de edad. Aumenta su gama de emociones y las expresan con gestos y vocabulario más rico. Se muestran espontáneamente cariñosos. Juegan con otros niños.
Entre los 5 y los 6 años de edad. Empiezan a sentir vergüenza. Son conscientes de su sexo y prefieren la compañía de niños del mismo género. Se muestran más habladores e independientes.
Entre los 7 y los 8 años de edad. Se muestran alerta a las percepciones ajenas. No prestan tanta atención a las instrucciones de los padres; tratan de expresar sus sentimientos con palabras.
Entre los 9 y los 10 años de edad. Limitan sus amistades a menos niños, pero estos resultan amigos más íntimos. Desarrollan su identidad propia. Son curiosos y se hacen los graciosos, también se vuelven peleones.
Entre los 11 y los 15 años de edad. Valoran más las opiniones ajenas. Experimentan con cambios de estilo de vestir e ideas en la búsqueda de su identidad; son más introspectivos y celosos de su identidad.
Entre los 16 y los 18 años de edad. Pueden distanciarse emocionalmente de los padres; se muestran interesados en el sexo opuesto; son más independientes. Pueden mostrarse egocéntricos e impulsivos.
Guía paterna en el desarrollo de habilidades sociales
Cuida la autoestima de los niños y ayúdales a constituir una imagen positiva de ellos mismos.
Transmite valores a los niños/as, que aprendan a valorarse a ellos mismos y al prójimo; que practiquen el respeto, tolerancia y escuchar a los demás.
Sé un ejemplo para los pequeños. Que observen que, en tu interacción con ellos y con el resto de personas, actúas de forma coherente con los valores que quieres transmitirles a ellos.
Conversa con los niños y trabaja sus ideas y creencias; ante las situaciones vitales ayúdales a entender lo que ocurre con las explicaciones debidas. Procura aportar a tus hijos un ambiente rico en relaciones; que los niños experimenten diferentes situaciones sociales y les pierdan el miedo y aprendan de ellas. Debes permitir que los niños atraviesen las situaciones de rechazo, o en algún aspecto negativas, y explícales en qué consiste esa vivencia.
Anima a los niños a participar en actividades colectivas sin que sea necesaria tu presencia. Es fundamental que los niños sepan desenvolverse solos sin una protección constante de los adultos.