Lo que pasa cuando papá y mamá sí saben leer
Leer no es solo saber que al escribir "p" y "a" juntas se forma la sílaba "pa"; que si escribes "papa", hablas de un tubérculo o de la máxima autoridad de la iglesia católica y que con acento, "papá" es el hombre que ha dado vida o ejerce de padre.
Así, existe diferencia entre el alfabetismo, el analfabetismo y el analfabetismo funcional. A pesar de que en la región de América Latina y el Caribe se ha avanzado considerablemente en la cobertura educativa y las tasas de alfabetismo, el analfabetismo funcional es aún un problema que refleja la desigualdad en la región. En el día de la alfabetización, compartimos lo que significan estos términos y cómo influyen en una persona a lo largo de su vida, desde los primeros años.
Antes que nada, es importante establecer la diferencia entre los términos mencionados más arriba ya que parece haber cierta confusión al respecto:
Alfabetización: De alfabetizar, quiere decir enseñar a alguien a leer y a escribir.
Alfabetismo: Es el conocimiento básico de la lectura y la escritura.
Analfabetismo: Es la falta de instrucción elemental en un país; referida especialmente al número de sus ciudadanos que no saben leer.
Analfabetismo funcional: Es la falta de habilidades y competencias requeridas para funcionar en los contextos de vida de las personas.
Con esto en mente, se puede decir que una persona puede ser alfabeta – saber leer y practicar la mecánica, como el ejemplo de la palabra papa al comienzo – pero ser analfabeta funcional, es decir, no leer de manera suficiente para comprender lo que lee, funcionar en sus actividades diarias como tomar decisiones informadas, entender y usar un número alto y variado de palabras en una conversación, etc.
Llevado esto al contexto familiar, ¿cómo influye en los niños y niñas que sus padres y madres sepan leer? Ya hemos visto en otro artículo que varios estudios demuestran la importancia de estimular el desarrollo cognitivo y del lenguaje de los niños y las niñas en el entorno familiar. Si están expuestos a un mayor número de palabras a través de intercambios con adultos, como conversaciones y lectura de cuentos, los pequeños desarrollan un vocabulario más variado a temprana edad.
¿Pero por qué no dejamos esa responsabilidad a los jardines de infantes o a la escuela? Porque ya sería tarde.
El desarrollo del lenguaje del niño comienza mucho antes de que pronuncie su primera palabra. Los balbuceos comienzan entre los 2 y los 4 meses; desde entonces y hasta los seis meses, emiten ruidos y sonidos nuevos. Luego, la etapa de señalar y gesticular se da alrededor de los 12 meses y pronuncian sus primeras palabras y frases alrededor de los dos años.
Ya entre los tres y cuatro años producen frases completas, pueden cantar rimas y pronunciar palabras lo suficientemente claras como para que se les entienda. Así, si se dejara al jardín o a la escuela la responsabilidad de desarrollar el lenguaje, los niños podrían llegar rezagados. Durante el período preescolar, los indicadores del desarrollo del lenguaje abarcan la producción y comprensión de palabras, la capacidad para contar historias e identificar letras y la familiaridad con los libros. Esto incide en sus resultados académicos a largo plazo.
En este sentido, los más pequeños de la región se encuentran rezagados. Muchos de nuestros niños no reciben la estimulación requerida para asegurar su desarrollo adecuado, ya que las pruebas muestran que los que viven en situación de pobreza conocen menos palabras que los que viven en entornos con mayores ingresos, quienes, a su vez, conocen menos palabras que los de los países más desarrollados. En consecuencia, muchos no están preparados para comenzar la escuela.
Si bien el hecho de que los niños tengan madres y padres que sepan leer, no necesariamente quiere decir que lo hagan y si lo hacen, que lo hagan correctamente. Numerosos estudios demuestran que los hijos de madres con menos años de asistencia escolar tienen menos probabilidades de que les lean que a los hijos de madres con más estudios en todos los países de América Latina.
¿Qué pasa, entonces, cuando papá y mamá saben leer y lo aprovechan para estimular a sus hijos pequeños a través de la lectura?
1. Los niños y niñas pueden aprender nuevas palabras a través de conversaciones, canto e interacción con base en libros.
2. Los padres y madres pueden promover la participación activa de los niños en la lectura al hacerles preguntas y comentar sus respuestas.
3. Los más pequeños pueden escuchar e imitar sonidos siendo estimulados desde temprano.
4. Los niños y niñas pueden empezar a reconocer letras evitando llegar rezagados al preescolar.
Es así que el día de la alfabetización es mucho más que enseñar y aprender a leer y a escribir; es garantizar que los jóvenes y adultos del presente puedan adquirir habilidades y competencias para funcionar en los contextos de vida de las personas. De tal forma, luego podrán pasarlas a los más pequeños desde sus primeros años de vida, quienes no se encontrarán rezagados en su educación o perderán oportunidades.
Tomado de: blogs.iadb.org