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Foto del escritorLic. Dariana González

¿Cómo hacer feliz a mi hijo?


Si pudieras regalarles una cosa a tus hijos ¿Qué sería? Muchos dirán, salud, otros solvencia económica y otras personas dirán felicidad.


¿Qué es la felicidad? De acuerdo con el psicólogo Erich Fromm, este elemento es una práctica diaria: un modo de ser y no de tener. Es disfrutar de las sensaciones físicas y emocionales del día a día, incitando a los demás a revivirlo también.


La ciencia explica que nuestra felicidad se transmite a los hijos, quienes a su vez aprenden a ser felices a partir de nuestras experiencias. De ese modo, los niños felices tienden a convertirse en adultos realizados y exitosos:


Para la Dra. Christine Carter, el seguimiento de algunos pasos es lo indispensable para educar a tus hijos con este enfoque:

  1. Ser feliz uno mismo. Los síntomas de la felicidad y del éxito de uno se reflejan, casi dramáticamente, en los niños. Una investigación estableció una relación estrecha entre las madres con tintes depresivos y sus hijos con problemas de conducta. De hecho, la depresión en los padres parece ser la causa de conflictos comportamentales. Por el otro lado, otra investigación demostró que la risa es un elemento contagioso que puede unir a dos o más personas en una relación: “La risa de otras personas provocará que uno se ría también, no importa del estado de ánimo. Los neurocientíficos creen que, al escuchar a otra persona reírse, las neuronas de espejo sueltan mensajes que provocan que uno se sienta de una manera similar que la otra.”

  2. Enseñarles a construir relaciones interpersonales. ¿Cómo se puede enseñar a relacionarse si uno mismo no lo pone en práctica? A decir verdad, no es una actividad que tome mucho tiempo ni esfuerzo. Se puede iniciar con motivar a los niños a que realicen actividades filantrópicas (ayudar a otros), y así ir construyendo cierta empatía. Estudios científicos demuestran que este tipo de acciones no sólo fomentan habilidades esenciales, sino también motivan a ser felices.

  3. Inculcar el esfuerzo, y no la perfección. La verdad es que muchas madres caemos en la falsa ilusión de educar a niños perfectos: tanto en el trabajo como en las relaciones. Sin embargo, los hijos que fueron bombardeados con el ideal de la perfección tienden a poseer altos niveles de depresión, ansiedad y problemas. Los errores son grandes oportunidades de aprendizaje.

  4. Refuerza la inteligencia emocional. Es importante recordar que la inteligencia emocional es una habilidad, y no un requisito nato. Se trata de una educación, donde los individuos identifican y comprenden sus emociones, tratando de manejar como la frustración y el enojo.

  5. Motiva a los juegos. Los juegos son reforzadores de la creatividad y meditación. Es decir, se aprende a disfrutar el momento cuando se trata de juegos activos y espontáneos. De ese modo, incluso, incrementan las conexiones neuronales para el desarrollo cognitivo y emocional de los niños. Es cuestión de planificar el tiempo.

  6. Coman juntos. La constancia de la unión familiar puede reforzar la felicidad tanto de uno como la de los hijos. Es una cuestión de calidad, donde dispositivos móviles o electrónicos no deben interferir.


Tomado de: elobservadorcr.com



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